Carrera nuclear: Los expedientes secretos

October, 1943. Moscow, USSR. Member of the USSR Academy Sciences, physicist Igor Kurchatov works in his office. The exact date of the photograph is unknown. Yevgeny Tikhanov/TASS

«Siempre dimos prioridad a los científicos». Agentes de la inteligencia soviética hablan sobre el proyecto atómico de los años 40.

El 29 de agosto de 1949, cuatro años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, en el polígono de Semipalátinsk se probó la primera bomba nuclear soviética. En aquella época al inicio de la Guerra Fría, los ensayos mostraron a EE.UU. y Reino Unido que la URSS ya tenía con qué responder a los posibles bombardeos atómicos que tuvieran planeados. Tanto científicos como agentes de la inteligencia soviéticos contribuyeron a este éxito que cambió la historia mundial.

Ya en los años 20, el físico Nikolái Semiónov logró mostrar en teoría la posibilidad de reacciones químicas en cadena. No obstante, el trabajo para lograr una explosión nuclear comenzó solo a finales de los 1930, casi simultáneamente con la labor análoga en EE.UU. y el Reino Unido. Asimismo, experimentos sobre la fisión nuclear se realizaban en la Alemania nazi.

«Ninguno de ellos recibió de nosotros ni un kópek»

En agosto de 1941, la Inteligencia Exterior de la URSS descubrió que de todos los registros públicos de los países mencionados, además de Canadá, había desaparecido cualquier mención a descubrimientos en ese campo. Como resultado, se ordenó a todas las unidades en el extranjero mantener los ojos abiertos sobre lo que se refiere a proyectos de armas de destrucción masiva. La primera en actuar siguiendo esta directiva fue la base de Londres. Ya en septiembre de 1941, mandó a Moscú un mensaje preocupante sobre el proyecto británico de la superbomba: «Además de la enorme capacidad de destrucción de la bomba, después de su detonación el aire quedará lleno de partículas radiactivas capaces de matar cualquier cosa viva con la que entren en contacto».

Pronto, Londres involucró en el desarrollo de la bomba a EE.UU., y las actividades se trasladaron al país norteamericano. La inteligencia soviética también redirigió sus esfuerzos hacia Estados Unidos. Ya a finales de 1943 y principios de 1944 encontró personas informadas que podían proporcionar datos sobre el desarrollo. Estos colaboradores no trabajaron por dinero, recuerda el exagente Anatoli Yatskov: «Ninguno de ellos recibió jamás de nosotros ni un kópek ni un centavo».

VIDEO: DOCUMENTAL DE RT

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Trabajos científicos

A inicios de la guerra, el Ejército Rojo sufría graves pérdidas en intensas batallas contra las tropas del Tercer Reich, y el alto mando soviético no tenía tiempo para los físicos. Todo cambió en 1942, cuando los soviéticos encontraron en el cuaderno de un oficial alemán muerto cerca de Taganrog —probablemente buscaba uranio en Rusia— notas que indicaban que Berlín trabajaba en el uso militar de la energía nuclear.

El 28 de septiembre de 1942 el Comité Estatal de Defensa emitió la directiva № 2352 ‘Sobre la organización del trabajo con uranio’ que estableció la creación del Laboratorio №2. La instalación, conocida hoy como Instituto Kurchátov por el nombre de su primer director, Igor Kurchátov, empezó el desarrollo de las armas nucleares. Por su parte, la inteligencia pasabatoda la información sobre bombas nucleares directamente a Kurchátov.El proyecto se aceleró en 1945, cuando EE.UU. lanzó bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki en una demostración de fuerza a Moscú. Todos los recursos del país, devastado por la guerra, se invirtieron en el desarrollo nuclear. Ya en diciembre de 1946, Kurchátov logró arrancar el primer reactor atómico en Eurasia. Los ensayos de la bomba nuclear —lo que, según los cálculos de oficiales estadounidenses, no sucedería hasta 1954 o 1956— conmocionaron a Washington.

«¡No basta con robar un plano y listo!»

En cuanto al rol de la inteligencia, Kurchátov reconoció que jugó un papel importante en el desarrollo de la bomba. Así, después de la prueba escribió al Ministerio de Seguridad del Estado: «El servicio de inteligencia nos ha prestado una ayuda inestimable en la creación del arma nuclear». Por su parte, el diseñador jefe de la bomba, Yuli Jaritón estima que la información del exterior permitió a la URSS ahorrar «un año, quizás un poco más».

Al mismo tiempo, los agentes siempre daban prioridad a los científicos, afirma el coronel retirado de la inteligencia exterior, Mijaíl Liubímov.

«Aunque consiguieras traerte una bomba atómica entera por piezas, todavía hay que armarla, ¿verdad? Y también hay que ponerla en producción, lo que tampoco es fácil. ¡No basta con robar un plano y listo!», dijo el agente a RT.

💼Desclasifican decenas de documentos que arrojan luz sobre la creación de la bomba atómica soviética

RT 21 oct 2019 22:26 GMT

El dispositivo fue ensayado el 29 de agosto de 1949, cinco años después de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

La Corporación Estatal de Energía Atómica de Rusia, Rosatom, publicó este lunes un conjunto de 45 órdenes, informes y formularios desclasificados relacionados con la creación y las pruebas de la primera bomba atómica de la URSS.

El dispositivo, conocido inicialmente bajo el nombre de ‘Motor de Reacción Especial 1’ (RDS-1, por sus siglas en inglés), fue diseñado por un grupo de científicos bajo el liderazgo del físico Yuli Jaritón.

Asimismo, hay una serie de fotografías en las que aparece el cuerpo inicial de la RDS-1, con una longitud de 3,35 metros. Siendo 35 centímetros menor que la versión definitiva, fue ensayada en el polígono de Semipalátinsk (Kazajistán) el 29 de agosto de 1949, cinco años después de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki realizados por EE.UU.

En un esbozo, se detalla la ubicación de los aviones que registraron la explosión. Según el esquema, fue vigilada por 28 aeronaves que estaban a distancias: entre menos de 2 y 15 kilómetros del epicentro.

Además de investigadores soviéticos, el equipo incluía a varios ingenieros que trabajaron en proyectos similares bajo el Tercer Reich y fueron capturados en Alemania a finales o después de la Segunda Guerra Mundial. Entre los documentos desclasificados figuran cuestionarios de algunos de esos especialistas.

Asimismo, hay una serie de fotografías en las que aparece el cuerpo inicial de la RDS-1, con una longitud de 3,35 metros. Siendo 35 centímetros menor que la versión definitiva, fue ensayada en el polígono de Semipalátinsk (Kazajistán) el 29 de agosto de 1949, cinco años después de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki realizados por EE.UU.

En un esbozo, se detalla la ubicación de los aviones que registraron la explosión. Según el esquema, fue vigilada por 28 aeronaves que estaban a distancias: entre menos de 2 y 15 kilómetros del epicentro.

🎇 Churchill proponía una guerra nuclear preventiva contra la URSS dos años después de probarse la primera bomba atómica soviética

En una conversación privada con un periodista estadounidense, el político británico —entonces líder de la oposición— se expresó a favor de lanzar bombas atómicas sobre varias ciudades soviéticas para sembrar pánico en el Kremlin.

Churchill proponía una guerra nuclear preventiva contra la URSS dos años después de probarse la primera bomba atómica soviética.

Winston Churchill ideaba una guerra nuclear preventiva contra la Unión Soviética incluso después de que Moscú creara sus propias bombas atómicas, según un memorándum escrito por el entonces redactor en jefe de The New York Times, Julius Ochs Adler, tras una reunión que mantuvo con el famoso político británico el 29 de abril de 1951, seis meses antes de que se convirtiera en primer ministro del Reino Unido por segunda vez.

En el texto, hallado por el historiador Richard Toye en el archivo del diario neoyorquino y citado por The Times, Adler recuerda cómo el entonces líder de la oposición británica lo recibió en su casa de Kent, donde bebía champán con una copa «de forma y tamaño inusuales», al menos dos veces más grande que las de los demás.

Churchill 1941

En cierto momento Churchill cambió de tema y habló de las relaciones entre Occidente y la URSS, calificando la política conjunta de EE.UU. y el Reino Unido hacia el país eurasiático como «débil en lugar de agresiva».

«De manera algo abrupta, me preguntó la cifra oficial de nuestro arsenal de bombas atómicas y nuestra estimación del suministro disponible de Rusia», escribió el periodista estadounidense.

Julius Ochs Adler con el uniforme de general mayor del Ejército de EE.UU.

«Le respondí que afortunadamente yo no estaba en los círculos internos del Gobierno y por lo tanto no cargaba con ese impresionante secreto. Luego nos sorprendió por segunda vez al afirmar que, si él fuera primer ministro y pudiera asegurarse un acuerdo de nuestro Gobierno, impondría ciertas condiciones a Rusia en forma de ultimátum», recuerda Adler.

«Ante su negativa, se debe informar al Kremlin de que, a menos que lo reconsideren, bombardearíamos una de cada 20 o 30 ciudades. Al mismo tiempo, debemos advertirles que es imperativo que la población civil de todas las ciudades elegidas sea evacuada de inmediato», continúa.

«Él creía que volverían a negarse a considerar nuestros términos. Entonces debíamos bombardear uno de los objetivos y, si era necesario, otros adicionales. Sería tal el pánico que se produciría (ciertamente por el tercer ataque) no solo entre el pueblo ruso sino también dentro del Kremlin, que nuestros términos se cumplirían», expone Adler. El periodista agrega que él se opuso a la idea, argumentando que ni el pueblo estadounidense ni «muchos socios» de Washington apoyarían tal guerra preventiva.

Los planes de Churchill de llevar a cabo bombardeos nucleares no se limitaba a la Unión Soviética, sino que también consideraba atacar a China. En particular, pensaba en atacar bases militares y concentraciones de las tropas chinas al norte del río Yalu, detalla Adler.

En un comentario sobre el texto, Toye indicó que, aunque se sabe de planes similares de Churchill anteriores a 1949 —año en el que la URSS probó su primer bomba nuclear— antes de encontrarse la entrevista no se tenía constancia de que hubiera continuado desarrollándolos dos años después. El historiador reconoció que la idea no era «brillante», pero aseveró que la estrategia que promovió Churchill cuando fue primer ministro era «mucho mejor».

🎇 Churchill intentó encubrir el plan de Hitler para instaurar una monarquía británica nazi

El primer ministro conservador trató de ocultar los documentos secretos que detallaban un complot nazi para ayudar al duque de Windsor a ascender al trono del Reino Unido como un títere nazi.

Winston Churchill ocultó mientras desempeñaba el cargo de primer ministro británico en plena Segunda Guerra Mundial una serie de documentos en los que se manifestaban las simpatías del duque de Windsor por el régimen de Hitler y cómo fue elegido por el dictador nazi para encabezar un futuro régimen títere en el Reino Unido, informa ‘The Telegraph’.

Los documentos, que han sido recientemente desclasificados y publicados por los Archivos Nacionales del Reino Unido, revelan que Churchill trató de impedir la publicación de los informes sobre las inclinaciones favorables a los nazis del rey Eduardo VIII y sus contactos con Adolf Hitler para recuperar el trono.

El expediente fue elaborado por los servicios de inteligencia nazis a raíz de la documentación de las actividades del duque y su esposa, Wallis Simpson, durante la Segunda Guerra Mundial.

El rey Eduardo VIII abdicó en 1936 cuando trató de casarse con Simpson, una estadounidense divorciada, lo que provocó una crisis constitucional. El mismo año abandonó el Reino Unido rumbo a la Alemania nazi.

«Los vínculos de la familia real británica con Hitler pasaron por la España de Franco»

Durante la contienda, la pareja vivió inicialmente en Francia, antes de que fuera ocupada por los nazis en 1940, y luego se trasladó a España y Portugal.

Hitler, que vio a Eduardo como la figura ideal para encabezar un gobierno títere en el Reino Unido, ordenó una estrecha vigilancia de la pareja real.

De acuerdo los archivos británicos, el duque de Windsor estaba enfadado por verse obligado a abdicar y pensaba que su hermano y sucesor más joven, el rey Jorge VI, era «completamente estúpido», que la reina era una intrigante y Churchill un belicista.

También estaba convencido de que solo un bombardeo prolongado de las ciudades británicas obligaría al Gobierno del Reino Unido a sentarse a la mesa de negociaciones y poner fin a la guerra.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, el expediente nazi cayó en manos de los aliados y Churchill propuso quemarlo para evitar daños a la imagen de la monarquía británica.

Cuando ello resultó imposible, el primer ministro conservador trató de retrasar 20 años la publicación de los documentos. Para este propósito, escribió al presidente de EE.UU., Dwight D. Eisenhower, apelando al sentimiento de «la justicia y la caballerosidad» del mandatario estadounidense.
«Los vínculos de la familia real británica con Hitler pasaron por la España de Franco»

Durante la contienda, la pareja vivió inicialmente en Francia, antes de que fuera ocupada por los nazis en 1940, y luego se trasladó a España y Portugal.

Hitler, que vio a Eduardo como la figura ideal para encabezar un gobierno títere en el Reino Unido, ordenó una estrecha vigilancia de la pareja real.

De acuerdo los archivos británicos, el duque de Windsor estaba enfadado por verse obligado a abdicar y pensaba que su hermano y sucesor más joven, el rey Jorge VI, era «completamente estúpido», que la reina era una intrigante y Churchill un belicista.

También estaba convencido de que solo un bombardeo prolongado de las ciudades británicas obligaría al Gobierno del Reino Unido a sentarse a la mesa de negociaciones y poner fin a la guerra.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, el expediente nazi cayó en manos de los aliados y Churchill propuso quemarlo para evitar daños a la imagen de la monarquía británica.

Cuando ello resultó imposible, el primer ministro conservador trató de retrasar 20 años la publicación de los documentos. Para este propósito, escribió al presidente de EE.UU., Dwight D. Eisenhower, apelando al sentimiento de «la justicia y la caballerosidad» del mandatario estadounidense.

🎇 «Los vínculos de la familia real británica con Hitler pasaron por la España de Franco»

El vídeo en el que se ve a la futura reina Isabel II haciendo el saludo nazi ha tenido un efecto bomba en la prensa y ha sido una gran conmoción en el Reino Unido. Karina Urbach, experta en los vínculos de la aristocracia con el régimen nazi, ha explicado cómo la conexión de la familia real británica con los nazis pasó por la España de Franco, con qué está relacionado su interés por el fascismo y cómo debería reaccionar el Palacio de Buckingham ante la filtración del vídeo.

En las polémicas imágenes publicadas la semana pasada por ‘The Sun’ aparece la futura reina Isabel II cuando tenía unos seis años haciendo el saludo nazi junto a su hermana Margaret, su madre (la entonces princesa Isabel, duquesa de York) y su tío Eduardo. A la princesa Isabel también se la ve haciendo el saludo como era costumbre en el Tercer Reich.

El vídeo en blanco y negro, sin sonido y de 17 segundos de duración fue grabado en la década de 1930 en el castillo de Balmoral, la residencia de verano de la familia real británica en Escocia.

El Palacio de Buckingham emitió inmediatamente una declaración donde expresa su «decepción» por la publicación del vídeo. «Es lamentable que esta película rodada hace ocho décadas y, al parecer, propiedad del archivo personal familiar de Su Majestad, haya sido obtenido y utilizado de esta manera», declaró un representante de la monarca.

«El anticomunismo de la familia real explica su interés por el fascismo»

Karina Urbach, historiadora de la Universidad de Londres que prepara el lanzamiento de su libro ‘Go-Betweens for Hitler’ (‘Los mediadores de Hitler’), ha revelado en una entrevista a ‘El Mundo’ cómo se explica el interés de la famila real británica por el fascismo y cómo las conexiones del duque de Windsor con los nazis pasaron por la España de Franco.

La experta opina que mientras que no se puede culpar a la reina, que entonces tenía seis o siete años, por el saludo nazi, «su madre no debería haber cometido la ligereza de participar en algo así».

La reina madre y Jorge VI «apoyaron la política de apaciguamiento hacia Hitler del primer ministro Neville Chamberlain» y les llevó tiempo entender que Churchill había obrado correctamente al plantarse ante Hitler, aunque «una vez cayeron las bombas sobre el Reino Unido, la reina madre se comportó admirablemente», aseguró la historiadora.

Asimismo, indicó que la visión positiva del fascismo que mostraba la familia real estaba probablemente relacionada con su anticomunismo. «Creo que es una de las razones por las que algunos miembros de la realeza se sentían atraídos por la idea», dijo.

El duque de Windsor, Hitler y Franco

Quien más favoreció al fascismo alemán de la familia real británica fue Eduardo VIII, el jefe de Estado del Reino Unido del 20 de enero de 1936 hasta el 11 de diciembre del mismo año, posteriormente conocido como ‘el duque de Windsor’. La prueba más contundente de esta conexión la encontró la historiadora en España, en los papeles de Franco.

Pienso que van a intentar impedir una seria investigación histórica todo el tiempo que les sea posible

Así, Urbach descubrió que durante un encuentro que mantuvo el duque de Windsor con su viejo amigo el diplomático Javier Bermejillo en junio de 1940 en España, Eduardo le contó a su confidente su frustración por la marcha de la guerra, de la que culpaba «a los judíos y a los rojos», e incluso llegó a decir que «si los alemanes bombardearan Gran Bretaña, eso podría traer la paz».

«Parece que tiene muchas esperanzas en que algo así ocurra, él quiere la paz a toda costa», reconoció Bermejillo.

Su informe fue enviado a Franco y después a los alemanes, que empezaron el 10 de julio de 1940 los bombardeos sobre el Reino Unido.

Las misteriosas conexiones de Eduardo con el régimen de Franco siguieron después de la guerra, e incluso se fue de vacaciones a Marbella y estuvo alojado en la casa de la familia Bismarck.

Reacción de la Casa Real

Según la experta, es sorprendente que se haya filtrado el polémico vídeo, ya que «es casi imposible sacar nada del castillo de Windsor»: los Archivos Reales han evitado a toda costa cualquier información sobre documentos de los últimos 80 años.

En su opinión, en vez de abrir una investigación interna y amenazar con los tribunales, la Casa Real debería admitir de una vez que el duque de Windsor era un simpatizante nazi, empezar a trabajar con los historiadores sobre este asunto y abrir sus archivos para una investigación completa, lo mismo que debería hacer la familia real española.

Sin embargo, el problema de los archivos reales de Europa es que «contienen material internacional», por lo cual, si uno de ellos lo abre, el resto no tendrá más remedio que hacerlo.

«A mí me gustaría que esto sucediera, pero creo que van a intentar impedir una investigación histórica seria todo el tiempo que les sea posible», lamentó la historiadora.

«Pero podemos luchar por ello. Los historiadores y los periodistas no podemos ser condescendientes», concluyó.

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