Las civilizaciones del mundo multipolar

Raphael Machado

Pensar en la multipolaridad también nos lleva a reflexionar sobre cómo se distribuiría dicha multipolaridad: ¿cuáles serían los polos de un mundo multipolar? Esta es también la cuestión de quiénes serían efectivamente los actores en el mundo multipolar. La inercia intelectual nos llevaría a hablar de los Estados-nación, pero es prácticamente consensuado que aquí deberíamos abordar la cuestión de las civilizaciones.

El concepto de civilización es polisémico, lo que es perfectamente compatible con la idea misma de pluralidad civilizatoria. La tesis de una civilización única, por ejemplo, es una construcción típica del universalismo ilustrado de la civilización occidental. El universalismo no tiene nada de universal. Pero sin pretender profundizar demasiado, aquí nos referimos a las civilizaciones como complejos histórico-culturales que, aunque internamente diversos, tienen raíces comunes, que abarcan la antropología, la espiritualidad, los valores, la visión del mundo, etc. Intelectuales como Ibn Jaldún ya pensaban en términos de pluralidad civilizacional (lo que no pocas veces implica también la adhesión a una «teoría cíclica»). Pero entre los pensadores más influyentes sobre el pluralismo civilizacional podemos contar a Oswald Spengler, Arnold Toynbee y Nikolai Danilevsky. Entre los pensadores contemporáneos figuran Samuel Huntington, Alexander Dugin y Andrey Korotayev. Algunos de estos pensadores consideran que los verdaderos sujetos históricos han sido siempre las civilizaciones. Y sin duda todos ellos estarían de acuerdo en que la viabilidad y las posibilidades del Estado-nación aislado como sujeto histórico se han agotado.

Para Marcelo Gullo, por ejemplo, este agotamiento se habría producido a principios del siglo XX con la conquista, ocupación y colonización efectivas del Oeste norteamericano por los EE.UU., transformando el país en cuestión en un Continente-Estado, dotado de una civilización propia. En este marco, conceptos como Civilización, Imperio, Estado-Continente y Gran Espacio se mezclan y entremezclan como piezas fundamentales del pensamiento político y geopolítico en el mundo post-unipolar: «Civilización» indica los amplios contornos de los tipos histórico-culturales: «Estados-Continentes» que indican Estados con dimensiones continentales y que ocupan plataformas geográficas a escala continental; el «Imperio» como estructura política que aglutina a diversos pueblos y etnias bajo un centro común y el «Gran Espacio» como realidad geoestratégica homogénea en la que se ha producido una consolidación cultural que, en las condiciones adecuadas, permite la formación de un «Imperio». Una Civilización, por tanto, puede comprender más de un Gran Espacio y, por tanto, más de un Imperio. Según las circunstancias históricas, este Imperio también puede ser un Estado-Continente o una Confederación construida por la superación conjunta de varios Estados nacionales.

Así pues, podemos abordar los polos de un mundo multipolar en estos términos. En un mundo multipolar, los polos deberían corresponder a las Civilizaciones, representadas por sus Grandes Espacios (Imperios/Estados-Continentes) en un gran foro o consejo intercivilizacional que, idealmente, debería sustituir a la ONU o quizás más concretamente al Consejo de Seguridad de la ONU: lo que nos lleva finalmente a la cuestión de cuántos serían los polos de un mundo multipolar.

Para abordar tal problema, primero debemos rechazar cualquier noción de «derecho» o «valía». Los polos serán aquellos que alcancen los prerrequisitos de la reestructuración imperial y la consolidación continental que garanticen la plena soberanía y la autosuficiencia, no sólo material, sino también en otros ámbitos. Aun así, haciendo un repaso de varios autores, podemos enumerar los polos potenciales, sus núcleos y sus áreas de influencia de la siguiente manera:

1) Civilización occidental: Con un núcleo en EEUU y abarcando Canadá y algunos territorios insulares (Gran Bretaña puede acabar siendo arrastrada a esta esfera);

2) Civilización ruso-euroasiática: Con su núcleo en Rusia e incluyendo los antiguos territorios soviéticos y parte de Europa del Este;

3) Civilización Sínica (Lejano Oriente): Con núcleo en China y aglutinando la península coreana, el sudeste asiático y, finalmente, Japón y otras islas del Pacífico);

4) Civilización europea: con su núcleo en Alemania y desde Portugal hasta las fronteras de la civilización ruso-euroasiática;

5) Civilización iberoamericana: con su núcleo en Brasil y extendiéndose desde Argentina hasta México;

6) Civilización islámica (magyana): Posiblemente con un centro chií en Irán y otro suní en Turquía o Arabia Saudí, pero con fronteras fluidas y difíciles debido a la posición geográfica intermedia, que probablemente comprenda el norte de África y Oriente Próximo;

7) Civilización india: con su núcleo en la India y abarcando varios países de influencia india en los alrededores, como Bután, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka, etc;

8) Civilización africana: Con un núcleo aún por definir, pero con países como Sudáfrica a su favor, abarca todo el espacio subsahariano.

En un ámbito puramente hipotético, una desoccidentalización cultural y psicológica podría llevar a un país como Australia a convertirse en el núcleo de una civilización europolesiana, pero algo así llevará tiempo.

Para concluir, podemos ver que estamos mucho más allá del infantilismo de quienes ven, al contemplar el mundo, un universo unidimensional en lugar de un pluriverso de civilizaciones, culturas y cosmovisiones. La humanidad no existe políticamente. Siempre se trata de seres arraigados y dotados de un origen, miembros de una civilización, y con el agotamiento del Estado-nación, debemos ampliar nuestro horizonte intelectual para pensar en términos más amplios y audaces.

Fuente: https://novaresistencia.org/2023/02/05/as-civilizacoes-do-mundo-multipolar/

Traducción de Enric Ravello Barber

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