Aplicación del Método a la historia

Silo

Tomado el proceso histórico dentro del proceso universal, podemos comprenderlo como subsistema que depende del mayor. La historia humana es el lapso de la adquisición progresiva de la conciencia sobre la materia y la vida, y es, además, el tránsito del hombre dormido hacia el despertar. Es un instante más de la liberación del tiempo. Es el avance hacia la supraconciencia, última posibilidad del despliegue temporal.

Rige para nosotros la “civilización” como ciclo completo de un período de la espiral. La civilización es el nacimiento, crecimiento y declinación de posibilidades humanas en un periodo del Universo. Por esto es que la civilización no está separada de las condiciones espaciales (geografía), ni de otras civilizaciones que establecen con ella diversas concomitancias, ni del proceso cósmico. No nos incomoda la idea de asimilar a las civilizaciones en su transformación, con cambios también en el sistema del Universo.

Las variaciones acontecen en cualquier sistema, resultan por la influencia de otros sistemas. Una civilización desaparece en parte merced al choque con otras (es el caso de asirios y babilonios por ejemplo; o de incas al advenimiento español). Pero la variación, resulta a veces, el mismo proceso cósmico que se introduce por azar (es el caso de terremotos o grandes diluvios que hicieron desaparecer civilizaciones enteras en el momento de su declinación). A veces es un volcán, otras una peste y otras diversos pueblos que constituyeron el proceso de diferenciación interna, dividiendo a la comunidad en fracciones que aceleraron la desintegración. Pero no sólo se advierten estos factores en el momento de la desaparición, sino también en el nacimiento y en el de crecimiento.

La hipótesis de los cambios cósmicos relacionados con los cambios de la civilizaciones es muy verosímil por tanto.

En los grandes instantes de la historia humana, cambia además el “orden” natural. El clima se modifica, aparecen fenómenos nuevos, se producen variaciones en todas las dimensiones. En esto no ha de verse causas ni efectos. La variación cósmica y la histórica son concomitantes o simultáneas.

Debemos alejarnos de toda imagen mítica o astrológica. Nosotros no hablamos de la influencia de los astros en el proceso humano. Decimos en cambio que las mutaciones humanas y cósmicas son simultáneas, son conjuntas. Afirmamos esto al aplicar hasta sus últimas consecuencias las leyes de concomitancia universal y discontinuidad. Con esta visión amplia a nivel máximo, podemos emprender el estudio más particular del subsistema “civilización” sin olvidar (aunque no lo mencionemos) las relaciones con el conjunto mayor.

El proceso histórico se articula según sistemas, principios y leyes.

Aplicaremos la óptica en espiral, partiendo del punto hasta llegar a la máxima extensión.

El proceso de la historia

La historia del hombre debe interpretarse por la finalidad, por el movimiento hacia la libertad. Es decir, por la superación de las dificultades o en general, de la opresión. Todo fenómeno ha de resultar claro si se reemplaza la vieja pregunta “¿por qué?” por esta otra “¿para qué?

¿Para qué los hombres lucharon y murieron; para qué se amenazaron los pueblos, instituciones, campos y ciudades; para qué gozaron, para qué se entristecieron?

¿Para qué se irguieron las civilizaciones gigantescas, para qué se derrumbaron?

A estas preguntas puede responderse sólo en el caso de haber comprendido la finalidad universal.

La curva del proceso histórico halla su interpretación a la luz de la nueva imagen y al serle aplicado el método global.

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