“Esperamos que el nuevo gobierno argentino apueste por el multilateralismo”

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Artículo del Embajador de Rusia en Argentina Dmitry Feoktistov.

El sistema de relaciones internacionales pasa por una etapa de cambios de gran magnitud. Las posiciones de los Estados Unidos se están debilitando. Los países en desarrollo, por el contrario, siguen ganando fuerza, superando problemas cuyas raíces tienen su origen en los siglos de su explotación por el Occidente en forma del colonialismo.

Los tiempos de las conquistas depredadoras han quedado atrás. Pero parece que algunos Estados tienen dificultades para desviarse del camino una vez trillado. Utilizando sus ventajas residuales, el Occidente hace todo lo posible para preservar los cimientos del orden mundial que le permite «recaudar tributos» de toda la humanidad. Esto da lugar a la tutoría y agresión hacia los países independientes, a los intentos de frustrar procesos de integración que se desarrollan fuera del control del Occidente, y frenar el progreso de los centros alternativos de crecimiento.

Hoy en día se prueban de manera activa las prácticas innovadoras que permiten a una minoría privilegiada desplumar descaradamente al resto del mundo. Una de las manifestaciones sofisticadas del neocolonialismo se refleja en el intento de los Estados Unidos y la Unión Europea de imponer sus reglas del juego en el ámbito climático, donde ellos ignoran las prioridades de otros países en la esfera del desarrollo sostenible. Se crean alianzas de acceso limitado, cuyo objetivo no es cuidar el clima, sino mantener su monopolio sobre los productos de alta tecnología y formar un mercado para su exportación. No es casual que muchos Estados consideran los planes europeos de imponer el mecanismo del ajuste fronterizo de carbono – nueva tasa por incumplimiento de las normas de la UE – como una medida proteccionista incompatible con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y perjudicial para el crecimiento.

Al mismo tiempo, los Estados Unidos y sus aliados casi no ocultan su objetivo principal que es tener acceso a las materias primas sustanciales del mundo en desarrollo necesarias para la transición energética, incluidos hidrocarburos, litio y otros minerales estratégicos.

En contraste, Rusia promueve un modelo diferente de las relaciones económicas basado en la cooperación mutuamente beneficiosa, impulsado por su propia experiencia histórica. Durante varios siglos del desarrollo de las tierras siberianas, árticas y del lejano Oriente, hemos elaborado un sistema de normas y mecanismos de coordinación entre el centro y las regiones, las entidades económicas y los pueblos autóctonos. Constantemente expuestos a las amenazas externas, nuestros antecesores emprendieron el camino de la construcción de un Estado multiétnico sobre la base de una coexistencia equitativa y pacífica. Y a diferencia del Occidente, donde las metrópolis prosperaron mediante la extracción de recursos de las colonias, hacíamos hincapié en el desarrollo de la periferia.

La presión política e ideológica que la URSS ejerció sobre las élites occidentales en el marco de la competencia de los sistemas económicos a mediados del siglo XX contribuyó significativamente a la eliminación de las formas extremas de desigualdad en el mundo, al acercamiento de los niveles de ingresos de los ricos y los sectores menos acomodados de la población, a surgimiento de una clase media y a la elaboración de las reglas legales internacionales que coadyuvarían al desarrollo de las ex-colonias, la protección de los derechos e intereses legítimos de las minorías nacionales y los pueblos autóctonos. Lo que dio un impulso a la formación de los países del Sur Global.

Por cierto, la historia tiene un peculiar sentido del humor. Hoy en día, el Viejo Mundo se ha convertido en un “patio trasero” de Washington, más de lo que alguna vez lo fué América Latina. Después del sabotaje del “Nord Stream”, los estadounidenses engancharon a la UE con su gas, que es muchas veces más caro que el gas ruso. Al involucrar a los europeos a una confrontación geopolítica con Rusia en Ucrania, los Estados Unidos los convirtió en el principal donante de su economía a través de los pedidos multimillonarios para su industria militar, cambio de las cadenas de producción e inversiones.

Lo que, entre otras cosas, demuestra que el actual modelo económico de los Estados Unidos no les permite desarrollarse sobre la base de sus propios recursos. Se han agotado las reservas naturales a los que Washington tuvo acceso tras el colapso de la URSS y del campo socialista. Ahora es el turno de los aliados.

El ejemplo de América Latina en general y de Argentina en particular demuestra que superar los problemas persistentes, principalmente la pobreza, es difícil. Esperamos que el nuevo gobierno de la República Argentina apueste por el multilateralismo en la protección de los intereses nacionales. Su país cuenta con los recursos y capacidades necesarios para seguir su rumbo independiente. Esto significa que no hace falta de mirar atrás a los que buscan imponer un “orden basado en reglas” a la comunidad internacional, que de hecho es una versión actualizada del colonialismo.

No olvidemos que Argentina fue el primer Estado sudamericano en declarar su independencia de España el 9 de julio de 1816. Ya en las primeras líneas del himno nacional de su país escuchamos: “¡Libertad, libertad, libertad! Oíd el ruido de rotas cadenas”. Quisiera concluir mis reflexiones sobre este tema con una cita de dicha obra patriótica: “Y los libres del mundo responden: ¡Al gran Pueblo Argentino salud!”.

FUENTE: https://www.perfil.com/noticias/opinion/esperamos-que-el-nuevo-gobierno-argentino-apueste-por-el-multilateralismo.phtml

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