¡Conviertan las espadas en arados!

Mensaje de Navidad de Helga Zepp-LaRouche,
fundadora del Instituto Schiller, 21 de diciembre de 2023.

Nadie podrá alegar, como dijeron los historiadores sobre la Primera Guerra Mundial, que caminamos como sonámbulos hacia la Tercera Guerra Mundial. Los gritos de guerra de hoy son tan ensordecedores que amenazan con despertar de entre los muertos a todas las víctimas de guerras anteriores, incluidas las de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

El dinero de los impuestos se destina a gastos militares de todo tipo, mientras que la economía civil se hunde, la infraestructura se deteriora y las escuelas y hospitales cierran o se desmoronan. En Estados Unidos, el presupuesto de defensa del Pentágono para el 2024 asciende a casi un billón de dólares, mientras que todo el presupuesto de la Unión Europea (UE) y todos los presupuestos nacionales de Europa están destinados a la militarización. El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, exige que la sociedad esté «preparada para la guerra» y ha afirmado que sólo nos quedan entre cinco y ocho años antes de una gran confrontación militar con Rusia. Los centros de análisis estadounidenses están trabajando febrilmente en «juegos de guerra» para una gran guerra contra China, que, en su opinión, debería tener lugar más pronto que tarde. Véase el artículo de la revista Foreign Affairs del Consejo de Relaciones Exteriores, «The Big One: Preparing for a Long War With China» (La grande: preparativos para una larga guerra con China).

¿Cómo llegamos a esta trayectoria, que sólo puede llevarnos a una Tercera Guerra Mundial, una guerra nuclear global entre Estados Unidos y la OTAN por un lado, y Rusia y China por otro, y por tanto al Armagedón nuclear?

El Presidente Eisenhower, al final de su mandato, advirtió en 1961 contra la explosión del poder del complejo militar-industrial (CMI), diciendo:

«En los órganos de gobierno, debemos ponernos en guardia contra la obtención de una influencia injustificada, sea buscada o no, por parte del complejo militar-industrial. El potencial para el aumento desastroso de un poder fuera de lugar existe y persistirá».

Desde entonces, la historia ha demostrado desgraciadamente que no se siguieron los consejos de Eisenhower, y que esta «influencia injustificada» se ha extendido por toda la sociedad y ha reducido a los gobiernos a instituciones que cumplen las órdenes de ese CMI.

El punto de inflexión decisivo se produjo con la disolución de la Unión Soviética. En lugar de establecer un nuevo orden mundial de paz, como había previsto Lyndon LaRouche con su propuesta del Puente Terrestre Euroasiático, que habría integrado económicamente el continente euroasiático y asegurado estrechos lazos entre Oriente y Occidente, los neoconservadores optaron por el dominio angloamericano sobre un mundo unipolar. La Doctrina Wolfowitz de 1992 estipulaba que ningún país o grupo de países podría superar a Estados Unidos en poder político, económico o militar.

En contra de las promesas hechas al líder soviético Mijail Gorbachov en el momento de la reunificación alemana, de que la OTAN no se expandiría ni un «centímetro» hacia el este, la OTAN hizo precisamente eso [expandirse al este]. Hubo cinco expansiones de la OTAN que se extendieron 1.000 km hacia el este, hacia las fronteras de Rusia, incluida la instalación de sistemas de defensa antimisiles potencialmente ofensivos en esa zona, todas las cuales precedieron a la operación especial rusa del 24 de febrero del 2022 en Ucrania. Una nueva Crisis de los Misiles de Cuba a paso de tortuga, por así decirlo.

Estados Unidos y los países de la OTAN apostaron por el control político, por la idea de que todos los países del mundo tenían que adoptar el modelo neoliberal occidental, es decir, el cambio de régimen, las revoluciones de colores; las guerras intervencionistas en las que han muerto muchos millones de personas; las bases militares en todo el mundo; el entrenamiento bélico para sus aliados extranjeros; la expansión imperial de la Unión Europea y de la OTAN hasta el punto de crear una OTAN global como medio para contener a rivales reales y potenciales; las sanciones destinadas a tener como efecto un cambio de régimen; y, por último, utilizar el dólar como arma. Todo ello bajo la bandera del «orden basado en reglas», la democracia liberal y los derechos humanos.

China, por su parte, se abocó al desarrollo económico y a la superación de la pobreza de 850 millones de sus ciudadanos, en un primer momento, y luego, cada vez más, por la cooperación beneficiosa para todos con las naciones del Sur Global a través de la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda. Gracias a esta cooperación, esas naciones tuvieron por primera vez la oportunidad de liberarse de la pobreza y el subdesarrollo que se remontaban a la época colonial. En la actualidad, 150 países del Sur Global colaboran con China en miles de proyectos de la Nueva Ruta de la Seda, construyendo carreteras y ferrocarriles de alta velocidad, puertos, aeropuertos, corredores de desarrollo, parques industriales y mucho más.

En los últimos diez años, desde que China puso en la agenda la Iniciativa de la Franja y la Ruta, se ha extendido un optimismo cultural sin límites entre las naciones del Sur Global, que desde hace tiempo se ha convertido en la Mayoría Global, con la idea de que pronto se convertirán en naciones plenamente desarrolladas. Están respondiendo a la política de convertir al dólar en un arma ofensiva, con la desdolarización, es decir, comerciando con sus propias divisas y planeando finalmente su propia moneda de reserva, profundizando la asociación estratégica entre Rusia y China, creando sus propias organizaciones, como el BRICS-Plus, que incluirá diez miembros a partir del 1º de enero del 2024, y docenas más muy pronto.

Conclusión: el intento de responder a la desintegración de la Unión Soviética con la utopía de un orden mundial unipolar, mantenido unido por el poder militar, ha sido un fracaso monumental. Ha conducido a un retroceso estratégico sin precedentes.

Por lo tanto, la pregunta más fundamental es: ¿Podemos en Occidente, Estados Unidos y las naciones europeas corregir nuestro rumbo político a tiempo y optar por la cooperación con el Sur Global en lugar de la confrontación?, China y Rusia han subrayado en repetidas ocasiones que la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y los países del BRICS están abiertos a la cooperación con Occidente.

La principal dificultad radica en el hecho de que el CMI se ha apoderado de gran parte de las capacidades económicas de Estados Unidos, y una parte cada vez mayor de las de Europa, y están tan estrechamente entrelazadas con las grandes firmas de inversión financiera y de gestión de activos de Wall Street y la City de Londres, que un término más adecuado sería el complejo militar-industrial-financiero (CMIF).

Desde el punto de vista técnico, sería relativamente fácil reconvertir estas capacidades para fines civiles y, en lugar de producir bombarderos, aviones de combate y misiles, producir modernos sistemas ferroviarios de alta velocidad, reactores nucleares intrínsecamente seguros de 4ª generación y reactores de fusión nuclear, así como estaciones espaciales para viajes espaciales internacionales. En otras palabras, toda la capacidad industrial utilizada actualmente para la destrucción de valor físico real (¿para qué otra cosa, sirven los sistemas de armamento?) podría servir para la producción de bienes útiles que promuevan el bien común. En lugar de tanques y munición, podrían producir escuelas y hospitales, ¡y ayudar a nuestras naciones a volver a tener economías prósperas!

El economista ruso Serguéi Glazyev lo resumió en un mensaje con motivo del que habría sido el centenario del nacimiento de Lyndon LaRouche, quien lamentablemente no vivió para verlo. LaRouche no sólo pronosticó con clarividencia la crisis del sistema neoliberal, sino que también propuso soluciones para superarla. Los países que rechazaron sus soluciones están hoy en crisis, mientras que los que aplicaron sus ideas prosperan, declaró Glazyev:

«En prácticamente todos los grandes países del mundo que hoy se desarrollan con éxito, sobre todo India y China, hay partidarios de LaRouche. Han utilizado sus pensamientos e ideas para crear sus milagros económicos. Son los principios de la Economía Física defendidos por LaRouche, los que hoy subyacen al milagro económico chino y están ahí en los fundamentos de la política de desarrollo económico de la India. Los partidarios de LaRouche en esos países ejercen una influencia fructífera, muy positiva y constructiva en la configuración de la política económica de esas naciones prominentes del nuevo paradigma económico mundial”.

Aún no es demasiado tarde. Tenemos que sustituir los gritos de guerra que piden cada vez «más armas», con una vuelta a la diplomacia y a la idea de que podemos, y debemos, resolver todos los conflictos mediante la negociación, si queremos evitar acabar en una guerra nuclear global y en un invierno nuclear, que borraría toda memoria de la existencia de la humanidad.

En lugar de la codicia de los especuladores del CMIF, Wall Street y la City de Londres, cuyas elevadas tasas de ganancias dependen de que el dinero de los contribuyentes se vierta en nuevas guerras, debemos defender el interés existencial de la población: Los intereses de los agricultores, de las pequeñas y medianas empresas, de los maquinistas, de los panaderos, etc.

¡Pasemos de las espadas a los arados!

¡Nosotros somos muchos, ellos son pocos!

¡Por la cooperación con las naciones del Sur Global!


Ismael Monge
https://schillerinstitute.nationbuilder.com/

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