Estudio sobre el Siglo XX (IV)

China

Desde el punto de vista etnográfico, aparece la China primitiva como uno de los núcleos más compactos de las razas humanas. Si efectivamente existieron migraciones, se desconoce su origen.

El espíritu Chino, parece aplicarse desde un momento a la realidad objetiva y específicamente, a la consolidación de las formas políticas.

La India aparece atribulada por el problema de dependencia del hombre a lo cósmico, de lo cósmico al ser, y esto pretende ser resuelto en un fatalismo sin salida.

El espíritu Chino salta todo problema de conocimiento para aplicarse a una antropología, y ubicado el hombre sobre su circunstancia trata de hacerlo accionar sobre ella.

La relación entre estos dos pueblos no puede ser desde la teoría de la acción, más dispar.

La India no crea políticos, la China crea sobre todo políticos y educadores. En toda su épica se refiere a la conducción del hombre en sociedad.

La India es primitivamente aislacionista y su posición actual parece ser una manifestación de esto mismo.

La China es fundamentalmente comunitaria y su posición actual explica también su comportamiento primitivo.

El monarca era nombrado por los príncipes entre los elegidos. Aparecen luego las dinastías, señalándose su comienzo en el 2.000 A.C. Se estatuyeron cinco clases nobles que poseyendo la mayoría de las tierras desmedraron al pequeño propietario, al minifundio de la masa, oprimiendo al campesino. El patrimonio imperial fue enflaqueciendo, estando el poder efectivo en manos de los «feudales».

En la dinastía Chow, que supone violencias, miseria y matanzas aparecen precisamente los dos hombres que han influido con mayor ímpetu en la posteridad China: Confucio y Lao-Tse. El primero (500 a.C.) hijo de una familia feudal entró joven al servicio del soberano de su país. Como Chino del N. era formalista, sobrio y en una palabra jurídico. Un moralista práctico, no un reformador de ideas religiosas, que más bien acepta con actitud de reservado miramiento.

Lao-Tse (604 a.C.), hijo de un rústico, chino meridional, hombre de libros, incapaz de actuar públicamente. Huyendo a la soledad como bibliotecario de un templo escribe el Tao-teking. Tao significa sendero. Te es la virtud ordenadora, su doctrina es afín con el espíritu Indo. Con Lao-Tse el camino de la China estaba abierto para las doctrinas de Buda. Los dos polos del alma China recibieron su nombre conquistando influjo con los dos contemporáneos: Confucio y Lao-Tse. Fue difundiéndose desde las privilegiadas minorías a los sectores mayoristas.

En el 200 a.C. la dinastía Chin eligiendo para sí misma el título de «Primera Dinastía» aniquiló a los feudales y transformó el extenso grupo de estados en un rígido y apretado haz. El monarca gobernó despóticamente y elevó el Imperio Unido a la altura de gran potencia en el Oriente Asiático. El Imperio fue dividido en gobernaciones civiles y militares. Los soldados y los funcionarios desalojaron la nobleza mientras la masa siguió sujeta a servidumbre. Como defensa contra las hordas nómadas se inició la construcción de la Gran Muralla. El monarca favoreció las ideas de Lao-Tse persiguiendo a los continuadores de Confucio, tratando de renovar la primitiva estructura tradicionalista. Ensanchando sus dominios en victoriosas campañas decretó un auto de fe contra las viejas obras de la literatura China que fueron a parar a las llamas. Con la muerte del déspota sobrevino un período de destrucción que llevó al poder a una nueva dinastía: Han. Esta supone la primera época del florecimiento de China, la época Clásica que eleva el Confucionismo a principio regulador de la religión del Estado. China se convirtió en una Monarquía Imperial absoluta hereditaria. El viejo rasgo teocrático se mantuvo pero obró de contrapeso la burocracia cuya organización respondía a la centralización de poderes.

De los estratos inferiores seleccionó el Emperador los nuevos elementos contra la oposición de los aristócratas. Grupos influyentes fueron los de los literatos, doctos, y conocedores de los viejos escritos de la Cultura Clásica. Su misión era dictar las reglas del uso de la escritura y la difusión de las obras literarias, residiendo aquí su poder.

Este estado Imperial Chino es la primera y más duradera organización del poder en la Historia Universal.

Tal vez, el Confucionismo rigiera la vida cotidiana: formal, lenta, sin emociones ni altibajos, pero siempre se mantuvo en lo oscuro de las capas sociales en ligas religiosas y en organizaciones esotéricas el espíritu demoníaco de Lao-Tse.

El lírico oriental trata de plasmar el momento que vive. Las poesías Chinas recopiladas en el siglo XXIII a.C. contaban de 3.000 fragmentos que fueron reducidos por Confucio a 300. La prosa China deja un modelo de novela pero no aparece lanzada al teatro, aún cuando las representaciones contaran con varios siglos de existencia. Las farsas representadas en el teatro eran casi siempre improvisaciones con arreglo a tipos ya convencionales. El más antiguo ejemplo de literatura China es una inscripción referente al Diluvio escrita hacia el 2.400 a.C.

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